Cunicultura
La cría de conejos presenta una característica económica particular la rentabilidad es baja y se convierte rápidamente en negativa si no se produce con niveles altos de eficiencia. La aparición y desaparición de
criadores es muy frecuente y trae como consecuencia la decepción y descrédito de la actividad.
Para elevar la productividad a niveles mínimos de rentabilidad hay algunas prácticas de manejo que no pueden desconocerse ni dejar de aplicarse. Entre ellas se destacan la equiparación de
camadas, el diagnóstico de preñez, la sobreocupación y la planificación de la recría.
Estas técnicas, que no representan un gran costo para el criadero, garantizan un ahorro de tiempo, que se traduce en mayor producción y, por ende, en
un representativo incremento del ingreso.
Equiparación de camadas
Consiste en retirar algunos gazapos a las madres que tienen gran cantidad de crías (10 a 12) e introducirlos en los nidos con pocos
nacimientos (2 a 4 crías). Esta práctica sirve para mejorar el uso de la leche materna, aumentar el peso al destete,
disminuir la mortandad, producir carnadas más homogéneas y aprovechar más eficientemente el espacio.
También se pueden reunir en un mismo nido gazapos de dos hembras distintas
que han nacido con poco tiempo de diferencia en lo posible, tratando de no exceder las 8 crías. La coneja sin
camada podrá volver a parir a los 31 días. Para aprovechar la jaula de parto durante ese lapso, se recomienda trasladar a la coneja sin cría, previo servicio,
a una jaula de gestación y una hembra a punto de parir ocupa su lugar. Para esta práctica se
requieren servicios agrupados o estacionados. Para tener una idea aproximada de la
producción anual que se pierde al obviar este manejo se calcula en base a 100
madres, con un promedio de 8 por ciento de crías por camada los partos dan 5 o menos gazapos vivos, al
equipararse las camadas un 5 por ciento.
Diagnóstico de preñez
La palpación ventral es una herramienta fundamental en la cunicultura actual. Esta técnica es sumamente sencilla y puede ser aplicada por cualquier persona adiestrada.
La palpación se debe llevar a cabo entre el décimo y duodécimo día de cumplido el servicio.
las hembras que se detectan vacías van nuevamente a servicio y son reemplazadas por otras
previamente palpadas como positivas.
Siguiendo el ejemplo anterior, si se considera una tasa de fertilidad
del 75%, de los 8 partos por hembra al año, 6 servicios serán efectivos
y 2 fallidos. En esos dos servicios fallidos habitualmente se pierden 60 días; si se palpa el tiempo se reduce a 20 días. Esta diferencia (40 días) representa un parto menos Por hembra al año, lo que equivale en 100 vientres a 700 gazapos menos por año.
Una tercera práctica es la de sobreocupación. La importancia de ésta radica en que es condición necesaria
para llevar a cabo las dos anteriores. Básicamente consiste en tener
mayor cantidad de hembras para servicio por jaulas con paridera (nido).
El número de vientres por lo general, excede entre un 10 y un 20 por ciento al de jaulas de parto. Este excedente se aloja en las jaulas de gestación a la espera del traslado
a las parideras (luego del diagnóstico de preñez y equiparación de camadas).