Humus de lombriz o
Vermicompost
El suelo, como
nuestro cuerpo, es un organismo vivo, con la diferencia de que sus
"órganos" no están alineados a lo largo de una columna
vertebral. En él se desarrollan fenómenos físicos, químicos y
microbiológicos esenciales no sólo para el éxito de los
vegetales sino de la propia vida en el planeta. En biología, se
considera ser vivo al que posee metabolismo propio; este es el
caso del suelo. Podemos considerado como un ser terrestre ya que
aspira oxígeno y libera gas carbónico (CO2).
Pero la vida del
suelo no es fácil de entender. Los organismos que lo habitan y
forman parte de él se influyen mutuamente:
"El suelo se
forma a través de su vida y la vida es típica a las características
específicas del suelo. Quiere decir que el suelo determina su
vida y la vida determina el suelo ".
Este concepto
ancestral del suelo como un ente vivo se desvirtuó con el uso de
fertilizantes y maquinaria pesada, pasando a ser considerado como
un mero soporte.
Una extensión de
éste concepto erróneo es la hidroponía o cultivo sin suelo.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se creyó que la hidroponía
podía ser la panacea para el hambre del mundo. No se tuvo en
cuenta que ésta forma de cultivo depende de algunos minerales
cuyas reservas mundiales podrían agotarse en unas pocas décadas.
Una de las
principales preocupaciones de los agricultores - en especial los
descendientes de europeos- es que el suelo esté suelto. Tienen el
síndrome de "la pala y el arado". Sin embargo, éstos
instrumentos remueven los suelos por unos días y después vuelven
a estar compactados.
La estructura
grumosa del suelo no depende de la labranza sino de la silenciosa
acción de organismos microscópicos como bacterias y hongos.
Las bacterias no
tienen boca para alimentarse, en cambio producen enzimas que
disuelven las sustancias nutritivas para luego absorberlas. Hay
bacterias que trabajan sobre la celulosa formando la llamada
"jalea bacteriana", alimento de hongos diminutos.
La figura de los
hongos en la agricultura aparece bastante desfigurado, solo se los
nombra cuando son parásitos, pero raramente se considera su acción
benéfica transformadora de materia orgánica.
Los microorganismos
existen en cantidades increíblemente grandes. En una cucharada de
té, de tierra, encontramos 100 a 200 millones de microbios (en el
humus de lombriz hay 10 veces más). Estos ocupan el 0,05 % del
suelo y pesan aproximadamente entre 1,6 a 5,7 t/ha, considerándose
un total de 3000 toneladas de tierra agrícola por hectárea.
Compensan su tamaño con su número y también con la rapidez de
su reproducción. En un periodo de 30 minutos a 2 horas se forma
una nueva generación, de manera que un día pueden nacer de 12 a
48 generaciones, lo que en términos humanos llevaría de 3 a 12
siglos. La velocidad de multiplicación depende, en parte de la
especie, pero principalmente de las condiciones del medio en que
viven.
En los últimos 20
o 30 años las técnicas inadecuadas de laboreo y la aplicación
de fertilizantes químicos que afectan la flora microbiana del
suelo están disminuyendo el humus en las tierras cultivables.
Hace una pocas décadas, terrenos con el 3-4 % de sustancia orgánica
se araban con tractores de 50- 60 HP. Ahora, por haber disminuido
su proporción, debe usarse tractores de 120 a 150 HP.
El concepto biológico
de fertilización es bastante distinto al que manejan los
agricultores. La verdadera fertilización requiere utilización de
abono orgánico, rotación de cultivos, mínima labranza, y
aplicación de enmiendas minerales.
Humus
Los primitivos agricultores acostumbraban quemar una limitada
extensión de la selva abriendo un claro en la espesura vegetal y
aumentando el rendimiento de sus cultivos al incorporar al suelo
las cenizas remanentes que tienen un alto grado de potasio.
Debido al
crecimiento demográfico, la humanidad tuvo que ir ocupando zonas
más áridas donde ya no fue posible usar las cenizas de leña
como abono. No quedó otro recurso que reemplazarlo por el estiércol
de animales. Sin embargo esta práctica es deficiente, ya que una
buena parte del contenido de nitrógeno se evapora en forma de
amoníaco. El estiércol directo también acidifica el suelo y
afecta la vida microbiana favoreciendo la aparición de hongos
oportunistas.
En cambio,
compostar (ya sea con lombrices rojas o mediante una pila de
residuos) es una forma muy interesante de capturar la mayor parte
de esos nutrientes y haciéndolos estables al agua.
La transformación
de estiércol en humus es muy importante en zonas de mataderos y
donde se cría ganado evitándose la contaminación de ríos
cercanos. Por ejemplo un tambo de 100 vacas produce diariamente
cerca de 1500 Kg. de estiércol, obteniéndose unas 30 toneladas
de humus mensuales.
Podríamos definir
el compost como el corazón del huerto ecológico. Una vez que se
agrega superficialmente compost sobre el terreno, contribuye, al
igual que el humus, a conservar la estructura del suelo y a
reconstituir su flora microbiana.
Los materiales para
transformar en compost pueden ser variados: césped cortado,
cenizas de leña, estiércoles, plumas, hojas de árboles, periódicos
no coloreados y los desperdicios de cocina y del huerto.
El humus de lombriz
o vermicompost
Es el fertilizante
orgánico por excelencia. Se trata del producto que sale del tubo
digestor de la lombriz.
Es un material de color oscuro,
con un agradable olor a mantillo del bosque.
-
Contiene una elevada carga enzimática
y bacteriana que aumenta la solubilización de los nutrientes
haciendo que puedan ser inmediatamente asimilables por las raíces.
Por otra parte, impide que estos sean lavados por el agua de
riego manteniéndolos por más tiempo en el suelo.
-
Influye en forma efectiva en la
germinación de las semillas y en el desarrollo de los
plantines. El lumbricompost aumenta notablemente el porte de
plantas, árboles y arbustos en comparación con otros
ejemplares de la misma edad. Durante el trasplante previene
enfermedades y evita el shock por heridas o cambios bruscos de
temperatura y humedad. Se puede usar sin inconvenientes en
estado puro y se encuentra libre de nematodos.
-
Favorece la formación de
microrrizas.
-
Aumenta la resistencia de las
plantas a las plagas y agentes patógenos.
-
Inhibe el desarrollo de
bacterias y hongos que afectan a las plantas.
-
Su pH neutro lo hace sumamente
confiable para ser usado con plantas delicadas.
-
Debido a su pH neutro y otras
cualidades favorables aporta y contribuye al mantenimiento y
al desarrollo y diversificación de la microflora y microfauna
del suelo.
-
Favorece la absorción
radicular.
-
Regula el incremento y la
actividad de los nitritos del suelo.
-
Facilita la absorción de los
elementos nutritivos por parte de la planta. La acción
microbiana del humus de lombriz hace asimilable para las
plantas minerales como el fósforo, calcio, potasio, magnesio
y oligoelementos.
-
Transmite directamente del
terreno a la planta hormonas, vitaminas, proteínas y otras
fracciones humificadoras.
-
Protege al suelo de la erosión.
-
Aporta e incrementa la
disponibilidad de nitrógeno, fósforo, potasio, azufre, boro,
y los libera gradualmente, e interviene en la fertilidad física
del suelo porque aumenta la superficie activa.
-
Absorbe los compuestos de
reducción que se han formado en el terreno por compresión
natural o artificial.
-
Mejora las características
estructurales del terreno, desligando los arcillosos y
agregando los arenosos.
-
Aumenta la porosidad de los
suelos aumentando la aireación.
-
Su color oscuro contribuye a la
absorción de energía calórica.
-
Neutraliza eventuales presencias
contaminadoras, (herbicidas, ésteres fosfóricos) debido a su
capacidad de absorción.
-
Evita y combate la clorosis férrica.
-
Facilita y aumenta la eficacia
del trabajo mecánico del terreno.
-
Por los altos contenidos de ácidos
húmicos y fúlvicos mejora las características químicas del
suelo.
-
Mejora la calidad y las
propiedades biológicas de los productos del agro.
-
Aumenta la resistencia a las
heladas.
-
Aumenta la permeabilidad y la
retención hídrica de los suelos (4-27%) disminuyendo el
consumo de agua en los cultivos.
Valores
biológicos
Microorgánicos:
Los gusanos de tierra consumen residuos
animales y vegetales en proceso de descomposición, es decir,
predigeridos por microorganismos especializados: bacterias, hongos
y otros. Estos degradan las proteínas y la celulosa transformándolas
en sustancias más simples y de fácil asimilación (por ejemplo
los aminoácidos, resultantes de la digestión aeróbica de las
proteínas) También se nutren con diminutos hongos y por
supuesto, los antibióticos que se encuentran en ellos que le
sirven al animal para inmunizarse y crecer.
Cuando la lombriz elimina mediante la
excreción las moléculas de estos antibióticos, dejará una masa
bacteriana antibiotizada, compuestos bioestimulantes que estaban
contenidos
en el
citoplasma de los hongos y microorganismos fúngicos en disminución.
Se calcula la presencia de 2 billones de bacterias por gramo de
vermicompost.
Valores fitohormonales:
El humus de lombriz
es un abono rico en hormonas, sustancias producidas por el
metabolismo secundario de las bacterias, que estimulan los
procesos biológicos de la planta. Estos "agentes reguladores
del crecimiento" son:
La Auxina, que provoca el
alargamiento de las células de los brotes, incrementa la
floración, la cantidad y dimensión de los frutos;
La Gibberelina, favorece
el desarrollo de las flores, la germinabilidad de las semillas
y aumenta la dimensión de algunos frutos;
La Citoquinina, retarda
el envejecimiento de los tejidos vegetales, facilita la
formación de los tubérculos y la acumulación de almidones
en ellos.
Valores
nutritivos:
El humus de lombriz
resulta rico en elementos nutritivos, rindiendo en fertilidad 5 a
6 veces más que con el estiércol común.
Los experimentos
efectuados con vermihumus en distintas especies de plantas,
demostraron el aumento de las cosechas en comparación con
aquellos provenientes de la fertilización con estiércol, o con
abonos químicos.
Presencia de ácido
ascórbico (vitamina C), en mg por 100 gr de jugo de la planta:
|
Especie
vegetal vermicompost químicos
|
|
Acelga
56
24
|
|
Alcaucil
44
12
|
|
Habas
56
24
|
|
Arvejas
42
10
|
|
Porotos
32
50
|
|
Ajíes
320 150
|
|
Espinaca
92
54
|
|
Naranja
86
50
|
|
Frutilla
90
52
|
|
Melón
32
5
|
|
Pera
28
4
|